martes, 17 de noviembre de 2015

Libertad vigilada

    Dice François Hollande, en un discurso tan bien escrito como conmovedor (busquenlo en Youtube) que estamos en guerra y que en esta ocasión, las armas tradicionales no valen. El presidente francés  estaba ayer lunes cargado de razones para pronunciar estas solemnes palabras, y todos los demás tenemos serias razones para preocuparnos después de oirlas. "Guerra", pronunciada con todas sus letras y sin sacarla del contexto ("qué guerra me dan los niños", "un abrigo de antes de la guerra" etc) es una palabra que hace setenta años que los europeos no pronunciábamos con todas sus letras, y que yo creo que todos hubiéramos preferido no pronunciar.

    De esta guerra peculiar, que se libra no sólo en los lejanos desiertos de Siria, sino sobre todo en Internet, y en los campos de petroleo de Arabia Saudí, no vamos a salir indemnes, aunque no nos cueste la vida ni media gota de sangre. A partir de ahora el miedo es gratis. Cogemos el metro con la misma tranquilidad que hace tres días? No, y además va medio vacío. Nos resulta tranquilizador que nuestros chicos vayan solos por las calles? Tampoco. Nos damos alegremente a la vida viajera y reservamos aviones y trenes sin parar? No con tanta alegría, en las próximas semanas al menos. Sospechamos de los calvos con largas barbas, de los coches con ciertas matrículas y de los paquetes y maletas abandonados? Claro que sí. Nos apetece ir al fútbol, a un concierto de Madonna o a una manifestación ciudadana? Nos apetecerá, pero seguro que nos lo vamos a pensar dos veces antes de sacar la entrada. Qué nombre recibe todo ésto? libertad vigilada. 

    Ay de nosotros! Pobres europeos que creíamos que el mundo ya no tenía fronteras, y que con nuestra moneda única, nuestros idiomas conocidos y nuestras reglas del juego democrático podíamos tener un salvoconducto tan eficaz como el perdón de los pecados o la tarjeta del Corte Inglés...Tanta confianza en nosotros y en nuestro elevado grado de civismo nos ha hecho morir de éxito y, por supuesto, caer del burro de forma aparatosa. Y no lo digo yo, sino personas mucho más inteligentes que yo, como Dominique de Villepin, antiguo primer ministro francés, que en los seis minutos de mayor clarividencia política que han transmitido las televisiones en los últimos años así lo ha explicado:


    Búsquense quién se lo traduzca si no hablan francés, porque esta emisión es de septiembre del 2014 y, por desgracia, de rabiosa actualidad. Y por si les da pereza, les dejo un par de frases de este señor, que además de inteligente y atractivo, es un pacifista militante y poeta en sus ratos libres: "el estado islámico es, en buena parte, una creación nuestra" (ya sé que ésto levantará muchas ampollas) y "el terrorismo es una mano invisible, y no se derrota a una mano invisibe con las armas tradicionales de la guerra". Que cómo hemos creado nosotros este monstruo de siete cabezas encapuchadas, mano invisible y explosivo candente? pues volviendo la cara hacia otro lado delante de la pobreza que, como  dice siempre mi amiga extremeña  de la playa (que no anda cada día precisamente rodeada de diplomáticos) es malísima y hay que salir de ella como sea. 

    Si, queridos lectores muchos y amigos algunos, nosotros hemos creado esta mano invisible consintiendo una pobreza que al mezclarse con otras cosas casi tan malas como la pobreza (la religión, el fanatismo, la ceguera política) han producido lo que nos está pasando y nos van a dejar durante una buena temporada en libertad vigilada. Y cuando alguien es capaz de meter en un bote de remos a merced de las olas a su mujer, sus hijos, su madre y unos niños de corta edad, es porque la tierra que deja atrás es aún más peligrosa que ese mar embravecido. La pobreza es malísima y produce monstruos; y como consecuencia de ella, los ricos, a veces también tenemos que llorar.

1 comentario:

  1. Ay, Concha de mis entretelas... No sé porque, me viene a la mente la frase que la madre de Boabdil le habría asestado al irse desterrados deGranada:
    "Llora como una mujer por no haber sabido defender tu reino como un hombre."

    Lloramos por no haber sabido defendernos?

    Y sin embargo, más que mujeres de pelo en pecho como esta, necesitamos cabeza, reflexión y una buena dosis de argucia / ruse ( cf De Villepin) para entender y desmontar a esta hidra de siete cabezas que, por desgracia, es todo menos un sueño de la razón.

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