miércoles, 16 de septiembre de 2015

Sitios esdrújulos

    Quizás tenga que empezar explicando que es lo que entiendo yo por un sitio esdrújulo: pues aquel del que nadie reclama ser natural, aquel al que nunca nadie va de viaje ni se le ocurre pensar en pasar unas vacaciones y todos aquellos sitios en los que nos encontramos (a veces incluso a menudo) y nos preguntamos, pero qué estoy haciendo yo aquí? En España se me ocurren dos o tres sitios que cumplen con estos requisitos (sin ànimo de molestar a nadie): Ciudad Real, Baracaldo, Venta de Baños... Sí, sí, no se rían con lo de Venta de Baños, que para los que viajàbamos mucho en tren en nuestra juventud, ese pueblo de Palencia era la confluencia de varios enlaces ferroviarios y màs de una vez, servidora se quedó allí colgada en la estación unas cuantas horas, mochila al hombro.Fuera de España, se me ocurren dos o tres lugares, en los que he estado porque me ha tocado ir por trabajo, jamàs  por iniciativa propia: Birmingham, en Inglaterra; Stuttgart en Alemania y Luxemburgo, que  es donde me encuentro ahora; y donde me he encontrado varias veces en mi vida diciéndome a mí misma que si no fuera porque me lo mandan y me pagan por ello, no vendría.

    Hoy estoy en esta ciudad que con grandes pretensiones se hace llamar "Gran Ducado", que es un país de opereta que yo conocí hace treinta años con la mochila al hombro (cuando había que hacer trasbordo en Venta de Baños) y que ya me pareció feo, y que en el fondo es un pueblecito con pretensiones de ciudad estado, metido entre colinas con pretensiones montañosas, lleno de bancos y de instituciones internacionales, con unos hoteles viejos y carísimos y varias empresas y sociedades  aquí domiciliadas porque aún existe el secreto bancario;  llueve a mares y a las siete de la tarde no hay ni un alma por la calle. Francamente, Luxemburgo es una prueba de fuerza hasta para viajeros devotos como yo.

    Todo ésto para contarles algo cuando no hay nada que contar, que es una situación muy triste para una cuenta cuentos  como yo; igual de triste que ser una inveterada viajera y tener que ir a sitios
a donde nadie viaja, y pasar tres días en el paraíso bancario de Europa, cuando una cree firmemente que los bancos son los mayores ladrones inventados desde la época de  Alí-babà.Para que vean ustedes, que aunque yo parezca, según lo que escribo, una hedonista sin remedio, resulta que hago miles de cosas que me fastidian, y voy  a sitios esdrújulos, a donde no quiero ir.
   

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