lunes, 13 de abril de 2015

Mi amigo Nino

Desde hace dos días tengo un nuevo amigo, no sólo en Facebook, sino aún mejor, en la vida real; y como yo soy pobre en divisas pero pretendo ser rica en amigos y compañía, he decidido que de mi última visita a Nápoles (volví ayer) aparte de traerme un kilo de más a golpe de pizza, Sfogliatelle y helados y de ser feliz turisteando con los míos, lo mejor que me he traído es un amigo nuevo.

    Mi amigo se llama Nino y es taxista principalmente, y de forma complementaria cocinero, pastelero, tifoso del Nápoles, conocedor de su ciudad hasta el último de los rincones posibles; amable, servicial y buen tipo, puntual y solícito. Tiene un taxi de siete plazas con el que te lleva al fin del mundo si se lo pides, pero sobre todo a explorar los alrededores de su ciudad que él conoce tanto o mejor que la ciudad misma y donde tiene cientos de amigos que le saludan y le jalean cuando pasa por allí; les asegura que es toda una experiencia! Sabe de casi todo lo que lleva el adjetivo "napolitano": las recetas pasteleras, los jugadores de su equipo del alma, las películas de Sofía Loren y  las frases de Totó, que me ha explicado con toda su santa paciencia, porque aún hablando italiano como lo hablo desde hace treinta años, les aseguro que el habla napolitana no hay Dios que la descifre. También conduce como un napolitano (espero que me entiendan) pero en ese caos de ciudad en el que por nada del mundo me aventuraría yo a alquilar un coche, yo me he sentido segura con sus manos al volante. 

    Nino trabaja todas las horas del día  y quién sabe cuantas de la noche y días de fiesta, y es capaz de subir al Vesuvio contigo a cuestas si se lo pides, ama su ciudad y te transmite ese amor con cada una de sus palabras y en cada uno de sus volantazos. Si te ha quedado claro alguna vez que la pizza se hace en Nápoles como en ningúna otra parte del planeta (yo ya llegué a esa conclusión hace ańos)  que Maradona es Dios y que la familia es lo primero en la vida, Nino es tu hombre. Llega a la hora a la que le has pedido presentarse, cobra lo que has acordado con él,dido por anticipado, y todo eso con la mejor de sus sonrisas.  Su coche de siete plazas equipado de wifi y televisión, estampitas varias y amuletos los necesarios, aire acondicionado y todo lo que uno puede necesitar para hacerse cuatrocientas curvas  por la costa amalfitana es todo lo que se hace falta para viajar  con ciertas garantías de llegar a buen puerto. Yo que vivo en una ciudad donde los taxistas son un gremio odiado por la población (por antipáticos, ineficaces y careros) y él,  que vive en una ciudad donde los taxistas tienen la reputación no siempre merecida de engañarte apenas ponen el taxímetro, nos hemos encontrado en un terreno común donde los humanos se entienden: el valor de la palabra dada, el trabajo bien hecho, el amor por tu ciudad y tu gente. Yo pretendo cuando viajo ser algo más que un turista y Nino, sin pretenderlo,  es mucho más que un taxista, el binomio no podía ser mejor.

   "La vita é una sola"; no creo que haga falta traducir esta frase simple y contundente que Nino me ha espetado varias veces en apenas dos días. Vida sólo hay una y hay que vivirla intensamente: en la pizza, en las ruinas de Pompeya, en cada curva entre Sorrento y Positano y en cada apretón de manos repartido entre esta gente napolitana entrañable. "La vita é una sola",  y Nino la vive así, con su taxi, con su gente, con su teléfono móvil, con esa pesadilla de turistas de crucero a los que él conduce eficientemente varias veces por semana a ver las ruinas de Pompeya que, en el fondo les importan poco (a los cruceristas)  pero que hacen funcionar su economía y la de todos esos primos y conocidos que me ha ido presentando en estos días. La vive en cada Belén napolitano que me ha enseñado y en todos sus proyectos de viajes, de primeras comuniones de sus niñas, de partidos de fútbol y de mejora de su vida a golpe de trabajar mucho y ahorrar otro tanto.

  Les ha quedado claro que si visitan Nápoles tienen que buscar a Nino Castagner, que conduce un taxi Nissan de siete plazas, es honrado, no les va a engañar ni a cobrar de más y les va a enseñar una ciudad fascinante como nadie mejor sabe hacerlo? Pues si no les ha quedado claro, léanse de nuevo esta entrada, y si les ha quedado claro, vayan a Nápoles y pregunten por él, o pregúntenme a mí, y recuerden: "la vita é una sola"...



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