jueves, 15 de enero de 2015

Música para las fieras

    La semana pasada, después de tanto asesinato transmitido en directo y tanta barbarie conseguí acabar en paz conmigo misma y con el mundo gracias a la música. Fui a un concierto de la orquesta Simón Bolívar de Venezuela, con el genio Dudamel al frente. No es ésta una orquesta cualquiera, es el resultado del empecinamiento de un hombre singular llamado José Antonio Abreu, venezolano, economista y músico y lo suficientemente clarividente como para ver que, a muchos niños salidos de la parte más pobre de una sociedad implacable con los pobres, si se les ponía un instrumento en las manos se les estaba dando un arma con la que luchar en la vida  e  e incluso  salir de esa falta de horizonte en la que la vida les había colocado.

    De esa manera, en Venezuela, además de haber traido al mundo a gente infumable como Hugo Chávez, de haber inventado los culebrones de dos mil capítulos y las misses fabricadas en serie, pueden presumir de tener una red de orquestas de jóvenes (más de 600.000 niños en la actualidad) que alimentan de excelentes músicos la orquesta Simón Bolívar, que no tiene nada que envidiarle a muchas otras europeas y famosas por tocar valses (por ejemplo) pero con el aliciente de que cuando uno va a escucharlos, sale del auditorio con el alma encendida de la pasión que estos chicos le ponen al asunto y, de paso, con la vista agradecida, pues en vez de una tropa de orientales o de violinistas barrigones, estos chicos de frac y tez bronceada por el sol caribeño  lucen crestas repeinadas y generosos escotes ellas, embutidas convenientemente en trajes de lamé con escote trasero hasta donde la espalda deja de serlo.

    Cuando toda Europa anda preguntándose esta semana como acabar con la violencia y como atajar el camino que lleva a muchos jóvenes sin esperanza a buscar en la religión (se acuerdan de lo del "opio del pueblo"?) y en su versión más histérica las respuestas que la vida te niega, quizás no sería mala idea ponerles a todos en las manos un violín, o incluso un trombón de varas. La inversión en instrumentos será grande, no lo dudo, pero lo que nos ahorraremos en muertos, en personal de vigilancia, en guardaespaldas y en miedo a salir a la calle, no tiene precio. Y en un caso extremo, miren lo que han inventado unos maestros espabilados en Paraguay, con pocos medios y mucho amor por el arte: una orquesta donde todos los instrumento se han fabricado con residuos encontrados en la basura!



    Que la música amansa a las fieras es una verdad de la que doy fe, porque una vez por semana consigue amansarme a mí, que soy un poco fiera, y que intento desde hace diez años tocar el piano con más ganas que resultados. Si lo ha conseguido conmigo, que soy dura de pelar, que no se conseguirá con unos niños en esa edad en que lo absorben todo como esponjas.Ya que los humanos tenemos que tener siempre algo en las manos, mejor será tener una flauta que un móvil con aplicaciones, y mejor será aporrear unos timbales para descargar adrenalina que descargar el cargador de un fusil de asalto sobre el primero que pasa.

    Les dejo con un video más, de Gustavo Dudamel al frente de sus muchachos, no tocando a Wagner, que lo hacen y muy bien, sino con una versión sinfónica de un mambo de Pérez Prado, que también hay que atreverse!



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