martes, 9 de diciembre de 2014

Fabiola sí que mola

    No piensen que los fríos invernales me han trastornado: sigo siendo profundamente republicana. Y antes de seguir avanzando lo digo como lo he dicho alto y claro,  una y mil veces: no me vengan con el cuento de que las repúblicas y sus gobernantes salen muy caros, o con el de que hay que ver lo que cuestan las elecciones y lo que roban los políticos; no, lo siento: los cargos públicos (y el de jefe del estado lo es) en pleno siglo XXI,  no se heredan.  O por lo menos así lo pensamos los que hemos leído a Montesquieu, que ya no debemos ser tantos como antes.  Y ahora, tras la declaración exculpatoria puedo ir a lo que hoy me interesa. 

    Creo que en las 309 entradas que llevo publicadas, y unas cuantas más que he tirado a la basura, he escrito sobre todo tipo de personajes esdrújulos, aunque presiento que el de hoy, es uno de las que se lleva la palma. Y ya me dirán qué tengo yo que ver con la reina Fabiola, que en paz descanse, aparte del hecho de compartir nacionalidad y el gusto por los hombres con gafas y de otra determinada nacionalidad...Y ya me dirán cómo me puedo poner yo, Concha Torres, republicana convicta y confesa a compartir con ustedes mi fascinación por una reina de las de ahora (si al menos fuera Isabel la Católica) que además se vestía de Ursulina y se peinaba como si el gremio de peluquería fuera su mortal enemigo. Quizás sea la persona que conozca que más se corresponda con aquella descripción que hiciera Valle Inclán del Marqués de Bradomín: fea, católica y sentimental; quizás sea ese deje madrileño que tenía cuando hablaba francés, arrastrando unas "erres" interminables, o quizás sea la sospecha que siempre he tenido de que detrás de ese aspecto de rancia, melosa y recién caída del cielo, se escondía todo un carácter, al cual más valía no mentarle el rosario de su madre.

    Ahora que nuestros reyes y reinas son una colección de jovenzuelos que hacen todo lo posible por parecerse a nosotros, aunque ellos no pagan el recibo de la luz ni tienen que buscar deprisa y corriendo una canguro para que se quede con el niño enfermo mientras tú te vas a trabajar, tiene su mérito haber resistido tantos años no sólo siendo sino sobre todo, pareciendo una reina; en un
 país que no era el suyo, en una ciudad que muy poco se parece a la que le vio nacer y rodeada de una sarta de parientes a cual más lelo el uno que el otro. Criando los hijos de una cuñada inculta y alocada y de un cuñado disipado, cuando ella buscaba por encima de todo tener unos hijos propios con los que rezar el Jesusito de mi vida cada noche, y no tener que desasnar a esos tres mendrugos. 

    Fabiola era una señora que llevaba siempre puesta encima la insignia del Real Madrid, que veraneaba en Motril donde era más conocida en el mercado de abastos que en la playa, gracias a lo cual (cuenta la leyenda) se sabía de carrerilla los precios del pescado...Apuesto lo que ustedes quieran que ni Letizia, ni Máxima ni Matilde tienen ni idea de cuánto cuesta un kilo de calamares. Ni Letizia sabe catalán ni gallego ni euskera, cuando Fabiola hablaba corrientemente neerlandés y alemán (idiomas oficiales de su país de acogida). No sigo, que veo que me estoy embalando y además queda la traca final: en su testamento, los 37 sobrinos que parece que alguien se ha entretenido en contabilizar se van a quedar al verlas, porque serán los indigentes que pueblan Bélgica sus legítimos herederos. Toma! La penúltima de sus anécdotas la he leído hoy en la prensa, al parecer no quería que le hicieran un funeral de estado, como va a ocurrir, y le dijo a su capellán que había encargado un ataúd tan feo que la familia real no se atrevería a enseñarlo: Fabiola, para que veas hasta qué punto son necios los de tu familia política, el ataúd (que es efectivamente horrible) está desde hoy expuesto al público en el palacio real.

    Querida Fabiola, como te van a cascar el funeral a lo grande y no te van a dejar tranquila, a pesar del ataúd feo; y como los sobrinos enrabietados por no heredar tampoco sé si  van a tener un detalle contigo, aquí te dejo  un pasodoble que creo que te va a gustar, porque habla de una cosa que tú y yo, que venimos del mismo sitio y vivimos casi en el mismo lugar, entendemos muy bien: "en tierra extraña".



    Postdata: Fabiola, mola; que dirían mis adolescentes de herederos, y la verdad, no se me ocurría otro título que retratara mejor a una señora tan deliciosamente decadente como ella...Buenas noches

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